martes, 7 de junio de 2011

LA CANAL DEL GARBÍ (y la dermatitis por contacto)

Hacía tiempo que no me sentaba a escribir en Valencia Forestal y creo que esta es una ocasión idónea para retomar el blog. El pasado fin de semana descubrí uno de los lugares más bellos de la provincia de Valencia; uno de esos lugares que has oído nombrar 1000 veces y que siempre estás pendiente de visitar...


La canal del Garbí asciende desde la localidad valenciana de Segart (Camp de Morvedre) hasta el monte homónimo (593 m) por una de las sendas más bellas de la zona y creo que de todo el país valenciano. Las rojas y empinadas laderas resultan un insulto a la gravedad: aglomeraciones de enormes bolos de arenisca triásica se asoman al vacío en el desorden más aparente, creando las formas más bellas y caóticas de nuestro territorio:





Las laderas del Garbí son, a una ladera vulgar, lo que un Picasso a un Velazquez

Y no sólo de piedra vive el blog! en la poca horizontalidad existente en esta vertiente (y que nos permite ascender no sin complicaciones), se desarrolla una vegetación auténticamente mediterránea y de una riquísima diversidad que el abrigo de la canal ha protegido de fuegos y sequías.







Retorcidas carrascas testigos de tiempos mejores, durillos por doquier (Viburnum tinus), madroños (Arbutus unedo), murtas (Myrtus comunis), ruscos (Ruscus aculeatus), osiris (Osyris quadripartita), brezos (Erica arborea) e incluso sorpresas como el helecho Asplenium onopteris tan común en lo alcornocales de la vecina sierra de Espadán visten la ruta.
No en vano tanta variedad de planta no iva a traerme nada bueno... El hecho de toquetear plantas como el Dictamnus hipanicus, la Ruta graveolens o el Daphne gnidium que allí se encontraban, unido al gesto de secarse el sudor de la frente me ha acabado provocando una tremenda dermatitis en la frente. Estas plantas poseen sustancias irritantes que aumentan su efecto tóxico al tener la piel húmeda y expuesta al sol... provocando irritaciones, ampollas, escozor, enrojecimiento....



Una de las posibles culpables, el "gitam" (Dictamnus hispanicus)

A pesar del gran dolor que sufro en estos momentos en los que acabo de escribir el post, recomiendo a todos los lectores a que se animen a ascender la canal del Garbí, eso sí, sin toquetear las plantas! (al menos en verano). Un saludo!










viernes, 17 de diciembre de 2010

EL TESORO DE LOS PEREGRINOS

Senda de los peregrinos en las cercanías de la hermita de Sant Miquel (Llucena)

En agosto de 2007 un terrible incendio forestal calcinó más de 5.500 Ha de pinares, matorrales y carrascales en los términos municipales de les Useres, Llucena i Atzeneta, en la comarca castellonense de l'Alcalaten. Es precisamente por estos mismos lugares donde tiene lugar una de las peregrinaciones/rutas más antiguas y bellas de nuestro País, conocida como "Els Peregrins de les Useres", en la que cada primavera, un grupo de jovenes recorre, en completo silencio, los casi 30 km que existen entre la población de les Useres y el hermitori de Sant Joan de Penyagolosa.

Prácticamente todo el primer tercio del camino atrviesa las tierras devastadas por el incendio: un mar de argilagues (Ulex parviflorus), rebrotes de bruc (Erica multiflora) y de coscoll (Quercus coccifera) tapizan el paisaje; miles de tallos muertos de enebros y sabinas apuntan al cielo, despojados de sus hojas y frutos, como esqueletos que nos recuerdan que poco antes hubo mucha vida. Un vida que poco a poco vuelve a surgir.

Pero no todo se perdió en el incendio, algunas islas de vegetación se libraron de la quema y aún hoy se muestran en su magnífico esplendor. Hablo particularmente de algunos barrancos póximos a la hermita-castillo de Sant Miquel de Torrecelles, punto de paso en la travesía y lugar de obligado descanso para los peregrinos.

Situada a unos 550 msnm. Sant Miquel culmina una pequeña atalaya rodeada por profundos barrancos. En ellos, las especiales condiciones climáticas de la zona y las particularidades del terreno crean un mosaico vegetal digno de admirar: los chopos más cercanos al cauce (Populus nigra) dan paso a fresnos (Fraxinus angustifolia), olmos (Ulmus minor), viejos robles (Quercus faginea) e inmensos pies de lentisco (Pistacia lentiscus). El boj (Buxus sempervirens) hace su aparición en los lugares más humbríos, así como el cerezo de pastor (Prunus mahaleb), el guillomo (Amelanchier ovalis) o infinidad de rosales (Rosa sp.), todo tapizado por un mantilo de hiedra salpicado por graciosos helechos de Polypodium cambricum y rusc o galzeran (Ruscus aculeatus).

Sin duda un auténtico tesoro para un aficionado a la botánica.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Sobre la variabilidad fenotípica del rebollo (Quercus pyrenaica) en la Sierra de Espadán

A la izqda. la hoja del individuo en cuestión, a la derecha, una hoja común de Q. pyrenaica

El Quercus pyrenaica (vulgarmente conocido como melojo o rebollo, según zonas) es un roble marcescente de preferencias submediterráneas (en transición entre el templado-humedo y el mediterráneo) y nétamente calcífugo. Tales necesidades ecológicas hacen que su presencia en el País Valenciano sea muy reducida, pudiendo encontrarlo tan sólo en Penyagolosa, Sinarcas y en las Sierras de Pina y Espadán. Es en ésta última zona donde pudimos encontrar, durante el transcurso de una excursión, un individuo con las hojas apenas lobuladas y de un tamaño cláramente menor que las del resto de individuos pero que a su vez mostraba un peciolo, color y pubescencia análogos. Descartando la posibilidad de que se tratara de un quejigo (Q. faginea) la explicación más sencilla al porqué de este individuo podría encontrarse en la introgresión, fenómeno muy común en el género Quercus por el cual se introducen carácteres de una especie en individuos de otra especie afín como consecuencia de cruzamientos y recombinaciones. En este caso lo más lógico sería pensar en la introgresión de Q. faginea, de ahí la disminución del tamaño foliar y la pérdida de lobulación, o incluso de Q. robur, a juzgar por la morfología de la hoja. Otros carácteres como las bellotas no pudieron ser comparados por no haberse encontrado. Si algún/a entendido/a quiere dejar un comentario o aportar un poco más de luz en el asunto se lo agradecería mucho.

viernes, 3 de septiembre de 2010

VERANO DE TRABAJO

Laguna de Peñalara (24/08/2010)

Al contrario que la mayoría de la gente, durante este verano me ha tocado currar. No como me hubiera gustado, pero al fin y al cabo he trabajado agusto, he hecho amigos y he podido descubrir innumerables paisajes desconocidos para mí hasta ahora: los inmensos pinares de Guadarrama o las dehesas de encinas y fresnos del Escorial en la Sierra de Madrid; las Tablas de Daimiel y los enigmáticos ojos del Guadiana en Ciudad Real; la subdesértica depresión del Ebro en Zaragoza; el mar de frutales de LLeida o la belleza alpina de la laguna de Peñalara, a pocos kilómetros de la sofocante Madrid.
De todo se aprende, y más si es viajando.
Bienvenidos a la nueva temporada de Valencia Forestal.


lunes, 26 de abril de 2010

VIEJOS ALUDES PIRENAICOS

Restos vegetales arrancados por un alud en el valle de Otal (Huesca, 24-4-2010)

Las enormes acumulaciones de nieve registradas este invierno en el alto pirineo han provocado un gran número de aludes: ingentes cantidades de nieve, roca y material vegetal desplazandose a gran velocidad y con gran virulencia. La consecuencia más nefasta de este fenómeno han sido las 6 víctimas mortales este invierno sólo en el pirineo oscense, y en segundo lugar el corte o destrucción de infraestructuras tales como vías de comunicación o tendidos eléctricos.

Por otro lado los aludes son capaces de realizar auténticas "cortas a hecho" en masas situadas dentro de su trayectoria. En la imagen se observan cientos de pies jóvenes de Abies alba y Pinus uncinata arrancados de cuajo a una altitud de 1600 m por un alud generado cientos de metros por encima, en el oscense valle de Otal. Estas jóvenes masas forestales situadas en canales de aludes históricos crecieron en los últimos treinta años como consecuencia de la disminución de las precipitaciones y del calentamiento global (menos precipitación y mayor porcentaje de lluvia respecto a nieve), que minimizaba las avalanchas (en número y cantidad), permitiendo el establecimiento de masas arboreas estables.

Pero este invierno ha sido como los de antes, y muchas de estas masas jovenes han acabado, literalmente, hechas "viruta" en los fondos de valle.

lunes, 12 de abril de 2010

CULTIVOS DE MONTAÑA, NECESIDAD DE CONSERVACIÓN

Cultivos de Algarrobo en Segart (Serra Calderona)
Los cultivos de montaña han sido desde tiempos ancestrales elementos propios del paisaje mediterráneo y muy concretamente del territorio valenciano. Estos elementos antrópicos creados en tiempos de mayores necesidades han ido abandonandose paulatinamente debido al éxodo rural y de lo ruinoso de la agricultura de secano, contribuyendo al aumento global de la superficie forestal de nuestro país.
Estas pequeñas parcelas (como la que aparece en un primer plano en la imagen) generan discontinuidades en general mucho más eficaces a la hora de frenar un fuego y estéticas que los propios cortafuegos, al tiempo que actúan de refugio para especies forestales tan "nuestras" como el algarrobo (en la imagen) y constituyen el hábitat para numerosas especies animales que precisan de espacios abiertos.
De las administraciones públicas depende el futuro mantenimiento de estas zonas, pues no se puede obligar al propietario a realizar un trabajo indispensable para todos si para él resulta económicamente ruinoso.

lunes, 15 de marzo de 2010

AÑO NIEVES... ¿ÁRBOLES ROTOS?

Centenares de pinos caídos cubren la Umbría del Fresnal (Buñol)

Como todos sabemos, este invierno ha sido uno de los más auténticos que se recuerdan en prácticamente toda la península ibérica y concretamente en el territotio valenciano. La gran cantidad de nieve caída ha tenido efectos muy positivos, sin lugar a dudas, pero a la vez deja algunos problemas que sería conveniente subsanar.

Como parte de la selección natural, la nieve ha tronchado o directamente tumbado aquellos pies menos resistentes o estables que ahora se amontonan en nuestros bosques, con el riesgo que genera tal cantidad de biomasa seca en un clima como el nuestro.
Como ejemplo, en la umbría de la Sierra de Malacara (Buñol) los pinos tumbados se cuentan por centenares. Esto es debido en gran parte a la mala gestión de las masas, donde malviven raquiticos pinos de 20 m de altura en los mismos marcos de plantación que tenían al ser plantados.
Se podría decir que la nieve está haciendo el trabajo que las autoridades competentes deberían haber realizado hace algún tiempo.